El amor por los pueblos olvidados y su gente llevó a Iván Engels a convertirse en el cronista más incansable de la geografía argentina. Con más de 1.500 ciudades, pueblos y parajes recorridos en todo el país y un millón de kilómetros en su haber, este apasionado viajero decidió plasmar su pasión en un libro que rescata historias, rincones y personajes que resisten al olvido.
Un viajero con alma de cronista Nacido el 10 de abril de 1978, Engels es técnico en telecomunicaciones y trabaja en telefonía rural para una de las empresas más importantes del país. Sus primeros viajes documentando pueblos comenzaron en 2001, y gracias a su profesión pudo explorar aún más los rincones de Argentina. En 2015 decidió compartir sus hallazgos en redes sociales, creando la página de Facebook Viajando por los pueblos de Buenos Aires y, posteriormente, el perfil de Instagram Viajando por los pueblos. Su deseo de transmitir mejor sus imágenes lo llevó a estudiar fotografía, carrera que finalizó en 2019. Luego, en 2020, intentó formarse en periodismo, pero la pandemia interrumpió sus estudios.Ese mismo año comenzó a escribir su primer libro, Viajando por los pueblos de Buenos Aires, aunque el proceso no fue sencillo debido a su trabajo y sus constantes viajes. Finalmente, en 2024 logró terminar su obra y publicarla, convirtiéndola en un homenaje a su recorrido y a la gente que conoció en el camino.
Hoy, Engels es considerado el viajero argentino que más pueblos ha recorrido, con un impacto significativo en redes sociales: casi 200.000 seguidores en Facebook y cerca de 60.000 en Instagram.
Ayacucho en las páginas de Engels Entre las numerosas historias que componen su libro, dos relatos tienen como escenario el partido de Ayacucho, reflejando la esencia de sus antiguas pulperías y almacenes de campo.Uno de ellos es el almacén de Langueyú, un negocio familiar que ha perdurado desde 1938. Su historia está marcada por la tradición y el trabajo de generaciones, con una estructura que aún conserva elementos construidos por los ferroviarios que pasaron por el lugar. Hoy, Beatriz Danelutto mantiene vivo ese legado, ofreciendo una ventana al pasado de los comercios rurales.
El otro relato transporta al lector al paraje Cacique Negro, también conocido como Fair, donde se encuentra otro almacén centenario. Sus paredes de ladrillos asentados en barro, algunas de hasta 70 centímetros de ancho, son testigos silenciosos de una época en la que estos espacios eran el centro de la vida social. Actualmente, el almacén sigue en pie bajo el cuidado de Adriana y Oscar Castro, quienes conservan su esencia y su historia.Más que un libro, un rescate Patrimonial cada viaje de Engels comienza antes del amanecer, con su mate, su cámara y sus infaltables alfajores Capitán del Espacio. Sin un destino fijo, se deja llevar por la intuición y la cartografía, internándose en caminos de tierra que lo llevan a rincones inesperados. Allí, entre los habitantes que resisten al paso del tiempo, encuentra relatos que enriquecen su proyecto y refuerzan su misión: dar visibilidad a estos pueblos y su gente.Su libro no solo es un registro fotográfico y testimonial, sino también un homenaje a quienes, a pesar de la adversidad, siguen apostando por su lugar en el mundo.
En cada página se refleja el espíritu de los pueblos rurales, la calidez de su gente y la nostalgia de un pasado que aún late en las antiguas estructuras de almacenes, panaderías y pulperías.
